- La agricultura usa entre un 70/75 % del agua, utilización que, en épocas de sequía como la actual y con los embalses ya por debajo del 40 %, suscita debates sobre si la gestión de los recursos hídricos es la adecuada.
Anabel Pascual
(ESPAÑA).– Desde el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) se defiende la agricultura de regadío, que es un modelo que “crea empleo y frena el despoblamiento”, según la directora de Desarrollo Rural y Política Forestal del Mapama, Esperanza Orellana.
Orellana remarca que “el regadío moderno es perfectamente sostenible” y eficiente, y que la política de modernización de regadíos es uno de los elementos más importantes del Departamento.
En España la superficie puesta en riego ronda los 3,7 millones de hectáreas, lo que representa alrededor del 13 % de la Superficie Agraria Útil (SAU) y casi un 60 % de la producción final agrícola nacional, según datos de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore) para incidir en la importancia económico del regadío.
Regadío supone el 13 % de la superficie y un 60 % producción agrícola
“La sequía es un fenómeno propio de nuestra situación geográfica”, según un comunicado de Greenpeace, pero “el cambio climático y la mala gestión de los recursos hídricos en España están haciendo que la escasez de agua se convierta en crónica en buena parte de la península Ibérica”.
A pesar de que España es el país con más embalses per cápita del mundo, unos 1.300, “en las últimas dos décadas se han construido y puesto en explotación 214 presas más y, aún así, siguen los problemas de abastecimiento en cuanto el régimen de precipitaciones desciende”, según la organización ecologista.
De hecho, hay cuencas que esta semana, según el Boletín Hidrológico del Mapama, estaban por debajo o rozando el 30 %, como la del Júcar, con un problema ya endémico, al 26,5 %; la del Duero, al 32,7 %; o la del Guadalquivir, al 33 %, y cuyos regantes se enfrentarán al próximo año con toda seguridad a restricciones.
Desde la Fundación Nueva Cultura del Agua, su vicepresidente, Joan Corominas, advierte que “el consumo medio para regadío es superior a las disponibilidades que tenemos” y que “no caben más regadíos”.
Imprescindible correcta gestión regadíos
A su juicio, en España “hemos tenido la tendencia” de resolver todo “con más embalses” y que se han seguido incrementando regadíos, pero que “esto no posible mantener”, ya que “hemos explotado los recursos a tope”.
En esa situación, según los expertos, es “fundamental” una correcta gestión de riego, optimizar las infraestructuras y canalizaciones, tanto desde el embalse a la finca, como en la propia explotación para lograr una mayor eficiencia en el uso del agua, explica el director de Operaciones y Negocios Smart Agro de Suez-Fundación Aquae, Antonio Díaz Vendrell.
Hace referencia a estudios internacionales (FAO) que revelan que la pérdida de agua desde que sale del embalse hasta que llega a la finca es de entorno un 50/60 % y que en el mundo el 82 % aún se riega a manta y que solo un 18 % usa la tecnología asociada al goteo, aspersión o microaspersión y que supone un ahorro de agua.
El presidentes de la Fenacore, Andrés del Campo, apunta al respecto que en España el riego a manta, también denominado por gravedad o superficie, apenas supone el 25,8 %, descenso importante si se compara con el 59 % del 2000.
Desde el año 2000 se han modernizado más de 500.000 ha de regadío
Recalca que se han hecho grandes inversiones en mejorar y apostar por el regadío localizado o por goteo que ya supone más de la mitad de los 3,7 millones de hectáreas de regadío y que es importante continuar en esta línea.
En España, recuerda Esperanza Orellana, la modernización de regadíos ha sido importante en los últimos años, ya que desde el año 2000 se han invertido unos 2.000 millones de euros para modernizar más de 500.000 hectáreas y “esa es la vía”.
Para Orellana, el uso de la tecnología y la modernización de regadíos son “imprescindibles” en un escenario como el actual de sequía, agudizado por el cambio climático, “en el que es necesario adaptarse a una mayor irregularidad en las precipitaciones”.
Antonio Díaz Vendrell explica de forma gráfica (en referencia a los informes de la FAO) que producir una manzana con regadío a manta consume 70 litros de agua, cantidad que baja a 17 litros por manzanacuando se apuesta por un regadío optimizado con riego por goteo y la aplicación de sensores y tecnología que, además, “aumenta las producciones y mejora su calidad”.
Importancia económica y social de la agricultura de regadío
Desde Fenacore añaden que una hectárea de regadío produce seis veces más que una de secano y genera una renta cuatro veces superior y que los ingresos son más altos debido a la mayor diversificación de producciones, ya que evita el riesgo de monocultivo de secano.
Desde la Fundación Aquae también destacan que la tecnología aplicada a los regadíos modernos permite ahorros en la finca, ya que solo se aporta el agua necesaria y en el momento en el que la planta más lo necesita.
“La aspersión, el goteo, la microaspersión… es la única manera de afrontar un futuro más eficiente”, según Díaz Vendrell, quien resalta la mayor rentabilidad de la agricultura de regadío.
La mayor demanda de agua viene de la agricultura, pero que es un sector responsable de algo tan importante como proveer de alimentación a la población, remarca.
Hace referencia a que la renta agraria en 2016 rondó los 25.700 millones de euros y que la industria agroalimentaria (que depende de la producción agroganadera) generó otros 93.400 millones.
Remarca que el conjunto del sector mueve unos 120.000 millones de euros, “es un sector clave para el país”, por lo que, en su opinión, es importante “modernizar los regadíos” y lo “aconsejable medioambientalmente” para un recurso cada vez más limitado.